19.6.07

Paternidades del siglo XXI

Dentro de la mentalidad polarizante y antagónica que tanto se promueve en la actualidad, es fácil que las personas concluyan que ser feminista equivale a odiar a los hombres y a desvalorizar su rol como padres. Se piensa que al defender los derechos humanos de las mujeres lo que se pretende es lograr una supremacía femenina que anule todo lo masculino, incluyendo sus derechos humanos. Nada más lejos de la realidad. Eso sería contradictorio y ajeno a los principios que deben ser el norte de las nuevas líderes de nuestras comunidades.

Esta polarización por género provoca que se defiendan rebajas de pensiones y custodias compartidas desde un apasionamiento que se agrava por el desconocimiento de las dinámicas sociales y culturales que por siglos moldearon una percepción injusta y distorsionada de la paternidad. Lo peor es ver, cómo esos mismos defensores recurren al ataque indiscriminado de la figura femenina poniendo de manifiesto los prejuicios y estereotipos por género que aún nos carcomen desde el interior de nuestra sociedad.

Una gran lección que aún tiene que aprender nuestro país al enfrentarse a estos controversiales temas, es que para generar una cultura de paz, hay que reevaluar la concepción tradicional de la paternidad para que esté a la altura del siglo que vivimos. Algo ya hemos avanzado, pues existen miles de maravillosos hombres que asumen sus roles como padres desde el amor, la responsabilidad plenamente compartida y el compromiso legítimo con el bienestar de sus hijos e hijas. Pero aunque eso es bueno, aún falta mucho más por hacer para que ellos dejen de ser la excepción y se conviertan en la norma.

Para que exista una paternidad que esté a la altura del siglo XXI tiene que existir una voluntad colectiva de deconstruir lo aprendido en cuanto a cada sexo. Tiene que existir el deseo de liberar a los propios hombres de las cadenas emocionales que le imponen los estereotipos por género. Tiene que existir un genuino amor hacia nuestras familias para que seamos capaces de enfrentar los conflictos y las diferencias desde una mentalidad abierta al diálogo. Y eso, mujeres y hombres, es tarea de tod@s...

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